Por Allan Clúa
“Buenos chicos” resultó una sorpresa inesperadamente buena. Es de esas películas que uno no espera mucho y, sin embargo, resulta ser un rato ampliamente entretenido, agradable y, por momentos, sumamente interesante.
La película relata la historia de tres niños de unos doce años y la aventura del día previo a su primera “fiesta de besos”; algo así como «Superbad (2007)» protagonizada por niños. No obstante, esta no es una película infantil. Plagada de chistes vulgares – no es para gente que se ofende fácil – y lenguaje soez, pero completamente franco, si eres de gustos conservadores esta no es la comedia para ti.
Sin embargo, ahí está la magia del filme. Es una película que refleja exactamente lo que es tener dicha edad; la honestidad pura, el corazón noble, la inmadurez sexual, las preocupaciones enormes que nos carcomen y que, con la distancia de los años, desaparecen; o más bien, se transforman. Si alguien viera esta película y se ofendiera por cómo viven los niños, esa persona vive con un velo en los ojos. Así es como habla, piensa y se comporta un niño a esa edad. Bien por ellos.
La película es sumamente simpática y tierna, el elenco es una tremenda maravilla y la comedia es un verdadero deleite. No es en el tema o la trama donde está su la profundidad, sino en la honestidad con la que se maneja. Ya la quisieran muchas películas “serias”.
Para reírse un rato, sentir nostalgia y/o abrir los ojos de cómo se comportan los niños de hoy. ¿Acaso no igual que siempre? Buenos chicos es la película que hay que ver, pronto. Bendita edad.
CALIFICACIÓN [8.9]